viernes, 6 de noviembre de 2009

REFLEXION DE LA CONTAMINACION AMBIENTAL

La contaminación es la introducción en un medio cualquiera de un contaminante; es decir, cualquier sustancia o forma de energía con potencial para provocar daños, irreversibles o no, en el ambiente. Para que se pueda hablar de contaminación es necesario que el agente se introduzca por encima de la capacidad del medio para eliminarlo. No es, pues, una cuestión de qué productos se introducen, sino su cantidad. La proliferación de estos residuos supone un desequilibrio grave en el biosistema, hasta el punto de llegar a imposibilitar la vida de las especies existentes. El agua, el aire y el suelo son los principales medios contaminados.

Al hablar de contaminación, es muy importante tener en cuenta que en la naturaleza se pueden producir efectos complementarios que agravan la situación. La presencia de un cierto elemento puede incrementar la toxicidad de otras sustancias aparentemente inocuas; por ejemplo, el mercurio, poco tóxico en estado metálico, se convierte por ciertas bacterias del agua en metilmercurio, altamente peligroso. El uso de dos sustancias como la lavandina y el detergente, al combinarse, forma cloramina, un elemento clorado muy tóxico e irritante de las vías respiratorias.

La explotación intensiva de los recursos naturales y el desarrollo de grandes concentraciones industriales y urbanas en determinadas zonas, son fenómenos que, por incontrolados, han dado lugar a la saturación de la capacidad asimiladora y regeneradora de la naturaleza, y pueden llevar a perturbaciones irreversibles del equilibrio ecológico general, cuyas consecuencias a largo plazo no son fácilmente previsibles.

Los tipos de contaminación más importantes son los que afectan a los recursos naturales básicos: el aire, los suelos y el agua. Algunas de las alteraciones ambientales más graves relacionadas con los fenómenos de contaminación son los escapes radiactivos, el smog, el efecto invernadero, la lluvia ácida, la destrucción de la capa de ozono, la eutrofización de las aguas o las mareas negras. La contaminación presupone un costo que muchas veces no se tiene en cuenta y es muy gravoso para la comunidad:

  1. Pérdida de los recursos: Al contaminarse los recursos ya no pueden volver a ser utilizados. Un lago o un río altamente contaminado ya no podrán proporcionar agua para riego ni usarse para el consumo humano.
  2. Costo para suprimir y controlar la contaminación: Hay que pensar simplemente en cuánto se debe gastar para recuperar un ambiente contaminado, como un río o un lago.
  3. Costos de salud: Este es el aspecto que hace reaccionar más rápidamente a la población, ya que estos costos significan gastos médicos y gastos por pérdida de horas de trabajo.

La lucha contra la contaminación del aire, de las aguas continentales y marítimas, del suelo, así como la defensa del paisaje, la restauración y mejora de las zonas de interés natural y artístico, la protección de la fauna y de la flora, el tratamiento y eliminación de los residuos, la defensa de las zonas verdes y espacios libres, la reinstalación de industrias fuera de las zonas urbanas, la congestión del tráfico urbano, la lucha contra el ruido y tantas otras cuestiones, no son sino aspectos parciales e interrelacionados que han de tenerse en cuenta al abordar acciones o programas de actuación para la defensa del ambiente.

La mayoría de los ciudadanos percibimos ese carácter global del problema de la contaminación; por eso uno se refiere a ella como uno de los principales problemas del planeta. Pero conviene hacer un esfuerzo por concretar y abordar de una forma más precisa las distintas formas de contaminación y sus consecuencias. Para solucionar el problema de la contaminación es de urgente necesidad tomar algunas medidas.

  1. El Estado debe preocuparse del problema de la contaminación, dando leyes severas, controlando su cumplimiento y sancionando a los transgresores. El problema ambiental es un problema que afecta al bien común y a la calidad de la vida, y, en consecuencia, no puede quedar al libre albedrío de las personas. El bien común es una responsabilidad del Estado como representante del bienestar de todos los ciudadanos.
  2. Una alta responsabilidad incumbe a los gobiernos municipales, responsables directos de la disposición de la basura y las aguas servidas, del control del parque automotor, de las áreas verdes, del control de los ruidos molestos y de las emisiones contaminantes en su jurisdicción.
  3. Los ciudadanos deben tomar más conciencia del problema, exigir respeto por el ambiente y no contribuir a su deterioro. El aporte de los ciudadanos, individualmente, puede ser muy grande en algunos aspectos.
  4. Educar a la población a través de las escuelas y medios de comunicación como televisión, radio y periódicos en materia de respeto por el ambiente y en la erradicación de las pésimas costumbres de contaminación ambiental.

Una de las preocupaciones más importantes de nuestro tiempo es la calidad ambiental del entorno. Se sabe que es fácil, y con frecuencia inútil, caer en la interminable enumeración de problemas y catástrofes ambientales que soporta nuestro planeta. Describir calamidades no es agradable, ni para el que las cuenta, ni para el que las escucha, pero únicamente la información y la conscientización pueden corregir situaciones equivocadas y mitigar sus consecuencias. Como es bien conocido, en los últimos 150 años el planeta ha cambiado la estructura natural de su atmósfera y su hidrosfera más que en todo el tiempo, millones de años, que tiene de existencia. Por esta razón, la adecuada protección y conservación del ambiente representan unos de los retos más importantes a los que se enfrenta la humanidad. Es evidente que se necesitan cambios drásticos y normas muy estrictas si se quiere conservar la calidad de vida en el planeta. Como miembros de la sociedad debemos participar en forma activa en la creación de leyes y reglamentos que tengan un impacto benéfico para el ambiente, nuestra salud y la economía. Es importante señalar que las soluciones al problema de la contaminación están más cerca de lo que uno cree, ya que es posible en nuestra vida cotidiana contribuir con actividades sencillas a mejorar nuestro entorno, como por ejemplo, consumir productos no contaminantes, disminuir el uso del automóvil, separar los desechos reciclables en el hogar, crear espacios verdes, entre otras medias. Es precisamente aquí donde se manifiesta en forma más categórica el hecho de pensar globalmente, pero actuar localmente.

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